Esta semana, el secretario General de la Unión Ferroviaria Oeste, Rubén "Pollo" Sobrero, calificó a los dirigentes de la Confederación General de Trabajo (CGT) como "lacras y traidores" ante la falta de un "programa de lucha" de respuesta ante los reclamos de los trabajadores.
"El problema que tiene la CGT no es solo que han renunciado a su clase social para tener otra, y que viven de los sindicatos como si fueran una PyME. El problema es que no pueden decir otra cosa", afirmó en Modo Fontevecchia.
Luego, sobre el descarrilamiento del tren Sarmiento destacó que “el descarrilamiento se produce en Liniers. Luego de que se hicieron las pericias técnicas, quedó claro cuál fue el problema. Tuvimos un problema en un cambio, en el cambio 59, que está ubicado en Barragán, a la altura de Barragán y Rivadavia. Cuando pasa la formación, se abre el cambio, que es un cambio semiautomático, y los dos últimos vagones los envía por una vía cuando el resto de la formación iba por otra”.
Y agregó “cuando nosotros vimos eso, lo primero que nos preocupamos fue en ver qué pasaba, porque ese es un cambio que fue instalado hace una semana. Es un cambio nuevo que tiene que ver con un cambio del sistema de señalización que veníamos pidiendo nosotros, que pertenece a una empresa alemana que lo ha vendido. Técnicamente son buenos, son semiautomáticos y evitan la falla humana.
Por otro lado, contó sobre el equipamiento del lugar y dijo qiue “antes había un sistema del año 1930, con cable de tela. Algo manual, muy viejo, que nos traía muchos problemas, y por eso vinimos insistiendo con el cambio de señales. Ahora, tenemos dos problemas. Como se va haciendo por etapas, se está complementando tecnología nueva con tecnología vieja. En la garita del señalero todavía tenemos las viejas palancas de cambio que vos veías en los dibujitos del Correcaminos. Todavía tenemos ese sistema. Ahora bien, ¿por qué se abre un cambio que tiene una protección, que tiene un enclavamiento seguro? ¿Por qué se abre cuando está pasando una formación y produce el accidente? Sabemos que la falla está ahí. Pero esto nos trae un problema mucho peor. Si falló ese cambio, puede fallar cualquier otro, porque estos problemas vienen de fábrica. Entonces ahora vamos a tener que revisar toda la obra que se hizo, para ver si la falla que tiene esta caja de cambio puede estar en otro lado”.
Luego destacó “el accidente que tuvimos fue, en cierta forma, con suerte. Porque, como estaba cerca de la estación, pasó a baja velocidad, a 30 km/h. Pero si hubiese sido a mitad de camino entre Liniers y Villa Luro, estaríamos hablando de otra cosa, porque la velocidad, en vez de ser de 30, sería de 70, y el descarrilamiento hubiese provocado un vuelco seguro, en una línea donde tuvimos 52 muertes por la masacre de Once. Nunca hay que olvidarse de eso. La verdad, estamos muy preocupados con este hecho.
Más adelante le consultaron dónde más está instalado este equipamiento y contó “en toda la zona de Capital está instalado este sistema, porque se está avanzando desde Once hacia Moreno. Nos entregaron la obra terminada el viernes pasado. Nosotros la probamos y estaba bien. La probó la empresa que nos entregó la obra y, en ambos casos, no encontramos ninguna falla. La falla se produce después de varios días de instalado, lo que evidencia que es una falla de fábrica”.
“Nosotros reclamamos que pusieran este tipo de equipos porque evitan la falla humana. Es decir, nos aseguramos de tener un sistema que sea seguro, y termina generándose lo opuesto, falló la seguridad”, manifestó y continuó señalando al ser consultado si esto pasa, por ejemplo, en Flores o Caballito, a 70 km señaló “analizábamos hace unos instantes la situación en los trenes. Otra línea, la que va a Pilar, tarda hoy casi un 50% más de tiempo en hacer el recorrido que antes: pasó de una hora y cuarto a una hora cuarenta y cinco. Ese aumento no es de este último año, sino que se viene produciendo desde 2020. Se perciben muchas falencias por falta de mantenimiento, y hay escepticismo respecto de que la privatización pueda resolverlo. ¿Cuál es su expectativa respecto de la privatización? ¿Es comparable esta situación con los 90?
En primer lugar, la seguridad ferroviaria es una cosa muy seria para que esté en manos privadas. Si no aprendimos nada con la privatización de los 90, que lo único que nos trajo fueron muertes y accidentes, no aprendimos nada. Segundo, tenemos que entender que la plata que se invierte en el ferrocarril no es un gasto. Esta batalla cultural que está dando este personaje que tenemos en la presidencia, que pone todo su tiempo en ver cómo se hacen mejores negocios comprando y vendiendo acciones, y no preocupándose por el día a día de la gente, lo vimos en Bahía Blanca, por ejemplo, cuando se inundó y dijo: "Arreglensé muchachos".
Y analizó “hay un sector importante de la sociedad que cree que invertir en el ferrocarril es un gasto. Cuando vos invertís en el ferrocarril, lo que estás haciendo es garantizar una mejor calidad de vida para los trabajadores y bajar los costos operativos, lo que puede llevar a una baja de precios en los fletes y en el producto final de todo lo que se transporta en el país. En todos los países del mundo, incluso en los capitalistas como Inglaterra y Estados Unidos, las privatizaciones del sistema ferroviario fracasaron. En Inglaterra fue muy claro: Margaret Thatcher privatizó y tuvieron que volver al Estado por la cantidad de accidentes que hubo”.
Luego destacó que “el sistema ferroviario tiene una importancia muy grande, porque vos no podés perder la vida cuando vas a ganarte la vida para ir a trabajar. Y lo que hoy está en discusión es eso: si es seguro poder subirse a un tren y viajar. Si no cambiamos la cabeza y no entendemos que no hay nada más importante que la seguridad en el transporte, y cuando hablo de transporte hablo en general, trenes, colectivos, aviones. Evidentemente no hemos aprendido nada de la masacre de Once”.
Usted mencionó Estados Unidos, y en Nueva York ganó un candidato que se define como socialista, Mamdani, que además propone transporte gratuito. Recuerdo haber leído que usted dijo: “Después de Trotsky, todo lo que vino fue una porquería”. ¿Encuentra en el socialismo de Mamdani algún punto de contacto con su desazón con lo posterior al trostkismo?: “yo soy más trotskista que nunca. Lo que pasa es que es muy difícil, en un país que es el imperio del capitalismo, aplicar políticas que me gustaría aplicar yo. Pero está bien ir avanzando de a poco. Por ejemplo, lo que se plantea allá en Nueva York, nosotros lo planteamos acá en Argentina: que nos den la carga a nosotros, los trabajadores, y que con las ganancias que teníamos en la carga, pudiéramos hacer que la gente viaje gratis. No es una locura y los números dan. Nos liberaríamos de que el Estado tenga que poner plata en mantenimiento e inversiones, y podríamos tener una empresa que funcione como tal”.
Y agregó “hoy en día, las empresas del Estado funcionan como botín de guerra de los que ganan las elecciones. Llevan a sus cuadros medios y altos a gerenciar las empresas y a los que pegaron carteles para darles trabajo. Un país así no puede funcionar. Cuando me enteré de que un sector de izquierda, que no es el mío, gana en el imperio, como decimos nosotros, me pareció muy importante. Hay un sector de la sociedad que empezó a ver que la decadencia del sistema capitalista nos lleva justamente a eso: a la decadencia. Para mí, es una buena noticia”.
Usted dijo también el año pasado que los de la CGT eran “lacras y traidores”. ¿Ahora, con la nueva conducción, cambió su opinión?: “sigo pensando que los de la CGT son lacras y traidores. El problema que tiene la CGT no es solo que han renunciado a su clase social para tener otra, y que viven de los sindicatos como si fueran una PyME. El problema es que no pueden decir otra cosa. Antes, cuando la CGT proponía un plan de lucha, lo primero que hacía era tener un programa”.
Consultado luego sobre cuál es el programa que tiene hoy la CGT, y qué le propone a los trabajadores? Por ejemplo, ¿qué dicen del endeudamiento externo? ¿Qué puede decir Daer, si cuando estuvo su gobierno hizo lo mismo que está haciendo este?, resaltó “cuando hablamos de la nacionalización de la banca y el comercio exterior, temas muy urticantes, porque hoy el carry trade y la bicicleta financiera hacen que cualquier especulador venga a la Argentina, cambie dólares por pesos, los ponga en un plazo fijo, saque eso y compre dólares. Nos roba plata haciendo negocios que debería estar en los hospitales o en las escuelas. ¿Qué puede plantear la CGT en contra de eso, si cuando sus gobiernos estuvieron al frente ellos no pudieron hacer nada?”
Más adelante opinó que “el problema es que la CGT no puede proponer nada. Quedó muy lejos aquella CGT de La Falda o, sin ir más lejos, los 26 puntos de la CGT de (Saúl) Ubaldini. Más allá de las críticas, cuando se convocaba un paro, uno sabía por qué paraba. Hoy se reacciona esporádicamente, solo para controlar a los trabajadores. Como dijo un secretario general de La Fraternidad, “vamos a un paro para descomprimir la situación con los trabajadores”. Pero la CGT no está para eso. Es la herramienta que tenemos los trabajadores para discutir la política que tenemos que llevar adelante”.
Y ejemplificó “¿Cuál es el rol que le toca a un ferroviario en este país? ¿A un metalúrgico? ¿A un docente? Si nosotros, como trabajadores, no tenemos claro eso ni la conciencia de clase necesaria, van a seguir gobernando personajes como los que tenemos hoy, y así no vamos a ningún lado. El problema con los viejos dirigentes es que no pueden decir nada porque se morderían la lengua, porque cuando son gobierno hacen lo mismo. Están en un problema muy grave y por eso cada vez dan menos respuestas ante temas básicos”.
