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En un gobierno en el que los funcionarios veneran delirios místicos, vale la pena recuperar estas otras palabras de nuestros pensadores, que leídas hoy suenan proféticas: “No es liberal el que no sabe respetar a su contradictor, su refutador, su disidente. La libertad, en su sentido más práctico, es la contradicción, el disentimiento de cada ciudadano opuesto a los actos del poder”. Leer más