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Lo mandaron a vivir a Liberia con unos tíos a edad temprana, probó ácido y marihuana y vendió pegatinas con la frase “Tengo un sueño” tras el asesinato de Martin Luther King; su padre, jubilado prematuramente del Foreign Service, y su madre, liberales y liberados de sus hijos, dejaron a Jon ser un paria. Leer más