El actual gobierno en estos cuatro meses frente a la política educativa y en particular a la política universitaria nos llevan a algunas reflexiones. Cómo son, ¿es necesario ahogar económicamente al sistema universitario?, ¿es necesario romper algo que funciona bien y es reconocido nacional e internacionalmente?, ¿acaso no hay suficientes problemas en la República Argentina que creamos una crisis educativa?
La decisión del gobierno Nacional de cederle la misma cantidad de fondos que se asignaron en enero de 2023, no es solo una decisión presupuestaria y lleva a todas las universidades a situaciones insostenibles.
El sistema Universitario Argentino tiene un muy alto reconocimiento a nivel internacional.
La sociedad argentina tiene una alta valoración de sus universidades públicas en todo el país "no solo por su tarea de formación" sino también por su "tarea en la construcción del conocimiento, por la transferencia al mundo de la producción y del trabajo.
Sin ninguna duda hay mucho por mejorar en las universidades, pero llevarlas al límite y degradarlas, dudo que sea el buen camino a seguir, como lo está haciendo el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez.
En la actualidad nos encontramos con las universidades públicas en una situación presupuestaria difícil, como todo el sistema de educación superior y de ciencia y tecnología en el país.
El ajuste sufrido por las universidades públicas es de cerca de un 370 por ciento y que, como consecuencia de la inflación acumulada, el 70 por ciento para el pago de salarios y el 10 por ciento para el funcionamiento que el gobierno asignó no eran equiparables a los costos que deben enfrentar.
“Hoy el ajuste es de 8 pesos de cada 10″. Por ejemplo, el costo a pagar por el suministro de luz también se incrementó en un 577 por ciento.
El salario de los profesores y trabajadores perdió el 36 por ciento del valor real en cuatro meses, cuando el resto de los empleados perdieron el 18 por ciento. Tener un sistema universitario es asignarle los recursos necesarios.
Ante la solicitud de fondos, lamentablemente tanto los funcionarios del área, como el presidente Javier Milei, responden con prejuicios ideológicos y desinformación. Las decisiones que ellos tomen tendrán consecuencias profundas en la sociedad argentina y las sufrirán las generaciones venideras.
El sistema universitario argentino lleva más de cien años funcionando; es la esperanza de ascenso social para muchas personas y genera los profesionales que la sociedad argentina necesita (Médicos, odontólogos, ingenieros, arquitectos, abogados, etc.).
No hay ninguna duda que una educación pública de calidad es el camino para una sociedad más integrada, más justa e igualitaria.
En un mundo como el actual y el futuro, el conocimiento es fundamental. Si queremos un país con futuro e inserto en el mundo, son imprescindibles la educación y las universidades de calidad.
Lic. Javier Argolo.