El kirchnerismo apunta a Kicillof y los intendentes le devuelven el golpe

El resultado electoral del domingo provocó un profundo pase de facturas dentro del peronismo bonaerense. El triunfo libertario por escaso margen en la provincia de Buenos Aires reactivó la vieja tensión entre el kirchnerismo, los intendentes del conurbano y el propio gobernador Axel Kicillof.

El mensaje que publicó la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, apenas se conocieron los resultados (“Cristina tenía razón, no importa cuándo leas esto”) fue el disparador de una serie de reproches internos. En el entorno de La Cámpora interpretaron la derrota como una consecuencia directa de la decisión de Kicillof de desdoblar las elecciones nacionales de las provinciales, estrategia que —según ese sector— debilitó la tracción del voto peronista.

Desde el Instituto Patria aseguran que el gobernador se equivocó y que los resultados confirman que la simultaneidad electoral habría favorecido al espacio. Algunos dirigentes, en voz baja, apuntan también contra los intendentes. “No había ni carteles en las calles”, dijo un referente cercano a Cristina Kirchner, en alusión al presunto bajo compromiso territorial de los jefes comunales.

Pero los intendentes no tardaron en responder. El jefe comunal de Ezeiza, Gastón Granados, sostuvo que en las listas nacionales “faltó representatividad territorial” y que el electorado bonaerense “no mostró interés en una nómina sin dirigentes de las secciones”. Para los alcaldes, la conducción kirchnerista privilegió la lógica interna antes que la realidad de los distritos.

“Cuando los intendentes estamos representados en las listas o ponemos en juego las secciones, la sociedad nos acompaña más”, señaló Granados. El intendente de Ensenada, Mario Secco, también rechazó las críticas: “A veces quieren agarrar a los intendentes de chivo expiatorio. Estamos haciendo un trabajo extraordinario en la provincia y muchas veces se quieren limpiar el traste con nosotros”.

La discusión interna se extendió a la figura del gobernador. Desde el kirchnerismo reconocen que Kicillof “estaba entero”, pero remarcan que “no es lo mismo ganar que empatar”. Dentro del círculo del mandatario defienden la estrategia electoral. “Si no desdoblábamos, perdíamos todo: desde los consejos escolares hasta la Legislatura”, aseguró un ministro provincial.

Otro foco de debate surgió a partir de la actuación de Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y referente de Unión Federal, quien en la elección provincial había acompañado a Fuerza Patria, pero en la nacional decidió competir por fuera. El dato encendió las alarmas en el búnker oficialista: Gray obtuvo 45.500 votos, la misma diferencia que separó a La Libertad Avanza de Fuerza Patria. “Habría que preguntarse por qué Gray sí estuvo con Fuerza Patria en la elección provincial y por qué no en la nacional. Qué pasó ahí. Si vamos a hacer una autocrítica, hay que hacerla entera”, señaló un dirigente del entorno de Kicillof.

En medio de las tensiones, Teresa García cuestionó abiertamente la táctica del gobernador. “A mi entender, la estrategia fue equivocada”, dijo la senadora bonaerense, y agregó que “hay intendentes que han trabajado mucho y otros que no tanto”. Sus palabras reavivaron el enojo entre los jefes comunales, que recordaron que la lista de diputados nacionales “no generó entusiasmo” porque estuvo “armada por Máximo y Cristina Kirchner”.

El intendente de Berisso, Fabián Cagliardi, buscó bajar el tono, aunque también dejó un mensaje político. “La reconstrucción del peronismo es de la mano de Kicillof. El peronismo y los vecinos buscan un aire nuevo, y la esperanza está en Axel porque la gente busca figuras nuevas”, afirmó.

En el cierre de su discurso ante la militancia, Kicillof evitó mencionar las diferencias internas, pero dejó una definición que buscó marcar el rumbo: “El peronismo va a redoblar los esfuerzos para cuidar a nuestra gente. Sin miedo ni tristeza. Más organización y militancia”.

El resultado electoral dejó al descubierto un espacio dividido entre quienes reclaman una autocrítica profunda y quienes prefieren cerrar filas detrás del gobernador. El debate recién empieza, pero el diagnóstico común es que el peronismo perdió terreno en su propio bastión. En el conurbano, donde alguna vez “iba a salvar la Patria”, ahora predomina la sensación de que el poder territorial dejó de ser garantía de victoria. LNW.

 

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